El hecho de desarrollar cuadros en su mayoría mucho más leves que los adultos, que la aparición de antígenos en mucosas pueda ser mucho más tardía y el periodo de eliminación de virus en heces sea mayor, podría convertir a los pacientes pediátricos en portadores sanos, lo que supone un riesgo aumentado para infección a la comunidad donde se encuentran (255)(257)(258).